lunes, 25 de abril de 2016

Opioides en el dolor crónico: Formar para adecuar

“En las últimas décadas se ha observado en EEUU un importante aumento en la prescripción de opioides para el dolor crónico. Este hecho se ha asociado con un mal uso de los mismos, dando lugar a un aumento de muertes por sobredosis y a un incremento en el número de pacientes que buscan estos tratamientos cuando no están indicados.”
Así empieza este artículo publicado en el NEJM, en donde su autor afirma que probablemente el 100% de nosotros, como profesionales y como sociedad, estaríamos de acuerdo en que el tratamiento del dolor crónico se está centrando demasiado en la prescripción de opioides, siendo que el papel de esta terapia a largo plazo sigue siendo controvertido, y se desconoce la mejor estrategia para acabar con la epidemia de su mal uso.
Algunos grupos de profesionales en EEUU plantean establecer normativas más estrictas que limiten la disponibilidad de los opioides para así racionalizar su uso. Esta estrategia, reduciría claramente su prescripción, pero también limitaría el acceso a los pacientes que se benefician o podrían beneficiarse de estos fármacos.
“Los médicos disponen de escasas herramientas a su disposición para ayudar a estos pacientes, salvo únicamente la utilización de medicamentos, ya que no tienen fácil acceso a las terapias no farmacológicas. Por otra parte, mientras que en otras enfermedades crónicas los médicos pueden utilizar medidas objetivas para orientar su gestión, aquí deben confiar solamente en el informe del paciente (o su familia) sobre los beneficios (como la mejora de la función) o los daños (tales como la pérdida de control) del tratamiento”.
Sabemos que el manejo del dolor crónico es complejo. El dolor crónico es subjetivo, puede presentarse sin evidencia de lesión de algún órgano o tejido, por lo que da lugar a incertidumbres en el diagnóstico, a pesar de que se realicen evaluaciones completas. Los pacientes con dolor crónico buscan desesperadamente un alivio inmediato de su sufrimiento. Tienden a tener expectativas poco realistas sobre los beneficios potenciales de los opioides y no aprecian riesgo cuando escalan sus propias dosis en un intento desesperado (e inútil) para obtener alivio del dolor.
La formación del médico prescriptor es el enfoque más acertado para hacer frente al mal uso de los opioides, lo que además permite que se individualice la atención sobre las necesidades del paciente después de una evaluación beneficio-riesgo. Después de todo, es la manera en que se manejan todas las enfermedades crónicas. La educación puede capacitar a los médicos a tomar decisiones apropiadas y bien informadas acerca de si se debe iniciar, continuar, modificar o suspender el tratamiento con opioides para cada paciente. La educación tiene la capacidad tanto de reducir la prescripción excesiva como de asegurar que los pacientes que lo necesitan conservarán su prescripción.
Por todo ello, la FDA implantó en julio de 2012 una iniciativa nacional de formación voluntaria “Evaluación de Riesgos compartidos y Estrategia de Mitigación (REMS)” donde los fabricantes de opioides mayores financiaban la formación sobre su prescripción segura. Este plan formativo integra todas las etapas de médico (pregrado, postgrado y continua), ya que la formación en esta área ha sido históricamente deficiente.
Esta formación incluye el manejo integral del dolor de forma multidisciplinar, implicando además a enfermería, farmacéuticos y el equipo de salud mental.  Además, el contenido del plan formativo se puede acoplar a las herramientas de soporte de decisiones en la historia clínica electrónica.
Dado que la crisis de la “mala prescripción” de opioides está alcanzando niveles de considerarse una prioridad nacional, el autor plantea que quizás no sea suficiente el abordarlo mediante esta formación voluntaria, sino que quizás deberían publicar un mandato o norma que obligase a formarse y reciclarse para poder prescribir opiodes.
El autor termina realizando una reflexión: “Creo que la profesión médica es lo suficientemente compasiva y lo suficientemente brillante como para aprender a prescribir opioides de manera que maximice los beneficios y minimice los riesgos. Aunque el manejo del dolor crónico es complicado y requiere mucho tiempo, debemos garantizar a nuestros pacientes el acceso a la gestión integral del dolor, incluyendo el uso apropiado de medicamentos opioides”. 
Fuente:Hemosleido
Nota: La imagen que acompaña este artículo, es tomada de Internet

domingo, 3 de abril de 2016

Revista Española de Cardiología publica una guía de actuación para todas las especialidades implicadas.

La mayoría de los casos de muerte súbita, particularmente cuando ocurren en personas menores de 35 años, pueden deberse a una cardiopatía familiar. Aunque en los últimos tiempos se está avanzando en la identificación de mutaciones que permiten realizar un diagnóstico genético de estas patologías cardiovasculares, aún queda mucho camino por recorrer.
Imagen de Internet

La comunidad científica persigue la creación de un frente común que implique a todos los profesionales sanitarios (cardiólogos, internistas, cirujanos cardiovasculares, patólogos, genetistas, enfermeras, pediatras, psicólogos…), para homogeneizar criterios de actuación y mantener bajo control estas enfermedades de base genética, como son las miocardiopatías, las canalopatías, algunas enfermedades aórticas y otros síndromes con afectación cardiovascular, tratando de evitar así la muerte súbita de uno o varios miembros de una misma familia.

Es el objetivo del documento publicado por Revista Española de Cardiología (REC), editada por la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que recoge un resumen de los últimos avances en el conocimiento de las bases genéticas de estas patologías, así como nueve recomendaciones que todos los profesionales deben tener en cuenta para protocolizar la asistencia de estos pacientes en España.

Como indica el Dr. Roberto Barriales Villa, de la Unidad de Cardiopatías Familiares del Servicio de Cardiología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña y primer firmante de este artículo, “aunque en los últimos años se han publicado documentos de consenso a nivel internacional que solicitan la creación de unidades especializadas y multidisciplinares de cardiopatías familiares, estas no existen en todas las comunidades autónomas en España, por lo que en ocasiones es difícil el cumplimiento homogéneo de las recomendaciones; de ahí que cobren tanta importancia trabajos de síntesis como este, que conduce a todos los especialistas implicados en el abordaje de las cardiopatías familiares a seguir mejorando su control”.

En la actualidad, “está bien establecido que la cardiopatía isquémica es la principal causa de muerte súbita en pacientes con edad avanzada y factores de riesgo de enfermedad coronaria, pero en menores de 35 años, sean deportistas o no, las cardiopatías familiares son las responsables y suponen un claro desafío”, añade el experto.

Por tanto, estas son las nueve claves que marcan la nueva lucha contra la muerte súbita vinculada a CF:

1. Se debe dibujar un árbol familiar de al menos tres generaciones, preguntando una a una por posibles enfermedades relacionadas con la cardiopatía familiar en estudio.

2. Ante un paciente con CF, se debe evaluar a sus familiares.

3. Los estudios genéticos deben incluirse en el arsenal diagnóstico clínico habitual en las CF.

4. En la atención a pacientes con CF, se debe excluir que se trate de una cardiopatía causada por fenocopia (mismos rasgos característicos de una enfermedad, pero sin la alteración genética que estos presentan), ya que estas tienen una evolución clínica y un tratamiento diferenciado.

5. Es recomendable iniciar el estudio clínico de los familiares de pacientes con CF independientemente de la edad. El estudio genético, en el caso de miocardiopatías o enfermedades aórticas hereditarias en la familia, se recomienda el estudio a los diez años de edad, mientras que en las canalopatías se recomienda en el momento del diagnóstico.

6. Se debe dar asesoramiento reproductivo a los pacientes que deseen tener descendencia.

7. Se deben recoger y almacenar muestras de sangre y tejido de los fallecidos súbitamente con CF sospechada o confirmada que permitan la realización de un estudio genético posterior (conocido como autopsia molecular).

8. Sería deseable la incorporación de personal especializado en atención psicológica en las unidades de CF.

9. Se debe fomentar la creación de asociaciones de pacientes de CF que den apoyo no solo a los afectados, sino también a los familiares sanos que conviven con ellos.

Este trabajo es una iniciativa del Grupo de Trabajo de Cardiopatías Familiares de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), en el que han colaborado el Grupo de Trabajo de Aorta, el Grupo de Trabajo de Cardiología del Deporte, la Sección de Electrofisiología y Arritmias, la Sección de Insuficiencia Cardiaca y Trasplante Cardiaco de la SEC y la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas. Cuenta, además, con el aval de expertos nacionales e internacionales que han revisado el documento.

Fuente: Vademecum.es