La asociación Facua-Consumidores en Acción, recomienda a las usuarias con implantes mamarios PIP (Poly Implant Prothèse) que se los extraigan por su riesgo de rotura, advirtiendo no obstante, que son las clínicas donde se las colocaron, las que "deben asumir los costes de su retirada y la colocación de nuevas prótesis".
La existencia de irregularidades en su fabricación implica la responsabilidad frente a las consumidoras por parte de las empresas que se las vendieron y colocaron, como lo establece la regulación sobre las garantías de productos del texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios.
Asimismo, Facua confía en que la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, adopte la misma recomendación que su homónimo francés y difunda este mensaje a las afectadas, ya que hasta ahora "se ha limitado a aconsejar a las usuarias de estas prótesis que se las revisen, pero sin instarles a su retirada".
La Agencia del Medicamento de Estados Unidos ordenó en mayo de 2000 una inspección a la planta francesa situada en la ciudad la Seyne Sur Mer, departamento de Vardonde, donde fabricaban los implantes, y advirtieron al fabricante, Jean-Claude Mas, sobre los posibles peligros que podrían ocasionar los implantes mamarios PIP, pero sus resultados nunca transcendieron. Ese mismo año, la autoridad norteamericana reiteró a Mas, que los implantes presentaban al menos 11 irregularidades en el proceso de fabricación. El texto aludía a más de 120 reclamaciones en todo el mundo.
La empresa francesa empezó a comercializar sus implantes en Estados Unidos en 1996, cuando la FDA no pedía autorizaciones para estos productos y dejó de hacerlo en 2000.
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