martes, 6 de junio de 2017

¿Tienen los latinos mayores posibilidades de sobrevivir la insuficiencia renal?

Cuando se trata de enfermedad renal, los niños con ascendencia hispana parecen tener una ventaja. Así lo sugieren dos estudios observacionales publicados a finales del año pasado que muestran que a pesar de las disparidades étnicas en el acceso a trasplantes que existen en Estados Unidos, los niños hispanos con enfermedad renal en etapa terminal tienen un menor riesgo de muerte respecto a sus pares afroamericanos y blancos no hispanos.

Para llegar a esa conclusión, Elaine Ku profesora asistente de la división de nefrología y nefrología pediátrica de la Universidad de California, San Francisco, examinó, junto a un grupo de colegas, la información disponible en el Sistema de Datos Renales de Estados Unidos (USRDS, por sus siglas en inglés) de 12.123 niños afroamericanos, hispanos y blancos no latinos con enfermedad renal en etapa terminal que iniciaron terapia renal sustitutiva entre 1995 y 2011.

Encontraron que los niños hispanos tenían un riesgo de muerte 34 por ciento menor que el de los niños blancos no hispanos, a pesar de que los latinos tienen un acceso más limitado al sistema de salud y de trasplantes que los niños blancos no hispanos.

En el caso de los niños afroamericanos, el estudio encontró que tenían un riesgo 36 por ciento mayor de morir. Sin embargo, en los estados del sur del país, en donde hay un acceso más igualitario al sistema de trasplantes, el riesgo de muerte de los niños afroamericanos y blancos no hispanos era similar, por lo que los científicos concluyeron que esta desventaja se debía a las disparidades raciales que existen en el acceso a los trasplantes en el resto del país. Los resultados del estudio se publicaron en el Journal of the American Society of Nephrology.

Por su parte, Kam Kalantar-Zadeh, profesor de la división de nefrología de la Universidad de California, en Irvine, lideró el análisis de la información de 2.697 pacientes pediátricos que recibían tratamiento en una organización de diálisis de Estados Unidos del primero de julio de 2001 al 31 de diciembre de 2011. Según publican en el Journal of the International Pediatric Nephrology Association, los pacientes afroamericanos tenían un 64 por ciento mayor de riesgo de morir que el de los blancos no hispanos, mientras que los hispanos tenían un 31 por ciento menor de riesgo de morir que los blancos no hispanos.  

En el caso de los niños hispanos, los hallazgos son consistentes con estudios previos realizados en pacientes adultos con problemas renales, donde también se observó que los hispanos  –pero también los afroamericanos– sobreviven por más tiempo respecto a los blancos no hispanos.

¿A qué se debe la ventaja hispana?

Aunque los dos equipos no saben cuál es la causa de esta ventaja en la población latina, y ambos estudios plantean la necesidad de futuras investigaciones, sí sugieren algunas posibles explicaciones. Kalantar-Zadeh destaca que esta ventaja podría deberse a que este grupo goza de una mejor salud cardiovascular y a un mejor estado nutricional: encontraron que los latinos tenían los niveles de albúmina, hemoglobina y hierro más elevados que los otros grupos estudiados.

No obstante, Elaine Ku considera que los niveles de albúmina no son un indicador nutricional confiable porque pueden variar fácilmente en pacientes que están siendo dializados. En cambio, en su estudio analizó los índices de masa corporal de los pacientes y al cruzar los datos de estos índices con la información étnica de los niños no encontraron nada que explicara los hallazgos. “Aunque esta puede ser una posibilidad, en nuestros datos no encontramos nada que nos dijera que esto pudiera estar haciendo la diferencia”, dijo la investigadora. Otra hipótesis es que los mejores resultados se deban a una condición genética.

Sin embargo, tanto Ku como Kalantar-Zadeh, coincidieron en que una posible respuesta a este hallazgo podría estar en el sistema de apoyo familiar que tienen los latinos al momento de atravesar por este tipo de enfermedades. “Los latinos tienen una mejor estructura de apoyo de familiares y amigos que podría hacer que los pacientes, tanto adultos como niños, manejen mejor el estrés de las enfermedades crónicas”, explica Kalantar-Zadeh.

Más de 661.000 personas en Estados Unidos no pueden filtrar por sí solos los desechos y el exceso de agua de la sangre y convertirlos en orina. Esta condición, conocida como enfermedad renal en etapa terminal, es irreversible e incurable y solo puede ser tratada con terapia renal sustitutiva — es decir, diálisis o trasplante de riñón–. Según datos de la National Kidney Foundation, en Estados Unidos unos 100.000 pacientes están esperando por un trasplante de riñón, pero cada año, menos de 20.000 pacientes logran recibirlo.

Fuente: Revista Scientific American

Así se expandió el virus del zika

El trabajo de tres equipos independientes ha permitido reconstruir, casi paso a paso, el camino que siguió el virus zika para conseguir expandirse con facilidad a través de todo el continente americano.

Gracias al análisis de casi 200 secuencias genéticas del patógeno, los científicos han podido trazar cuándo y dónde se inició el brote y cómo logró diseminarse, lo que puede resultar clave para desarrollar armas contra su avance, subrayan.

Tres trabajos publicados en el último número de la revista Nature detallan esta ruta del zika que, según sus datos, se inició en el noroeste de Brasil.

A finales de 2013 o principios de 2014, más de un año antes de que el brote estallara, el virus ya estaba presente en la zona, tal y como ha demostrado el equipo dirigido por Oliver Pybus, del departamento de Zoología de la Universidad de Oxford, que recorrió más de 2.000 km en un minibus equipado con una especie de laboratorio portátil capaz de realizar una secuenciación genética. Los datos obtenidos permitieron a los investigadores estudiar la evolución del virus y componer, a través del seguimiento de determinadas mutaciones, algo parecido a un árbol genealógico del patógeno y a marcar los hitos de su diseminación en el país.

Luego de estudiar las secuencias de 174 genomas del virus, tomados de muestras de pacientes y Aedes aegypti (el mosquito que transmite la infección) en 11 países afectados por la epidemia, el equipo dirigido por Pardis Sabeti, de la Universidad de Harvard, también determinó que el origen del brote se produjo en el interior de Brasil, muchos meses antes de que se confirmaran las primeras infecciones. Según sus datos, tras un primer salto dado a las principales ciudades del país, el virus llegó a Colombia, Honduras, Puerto Rico y otros puntos del Caribe. Y esta llegada se produjo entre cuatro y nueve meses antes de que las infecciones dieran la cara, señalan en la revista médica los investigadores, quienes aclaran que tuvieron que desarrollar un nuevo método analítico para poder obtener información genética útil de las muestras tomadas. Lograrlo era todo un desafío ya que, señalan, la carga viral presente en los pacientes afectados suele ser baja y desaparece rápidamente del organismo.

Desde el Caribe, el virus llegó a Florida, la puerta por la que se introdujo en Estados Unidos, muestra el trabajo dirigido por Kristian Andersen, del Instituto de Investigación Scripps (EEUU), que también se valió de análisis genéticos de muestras tomadas en mosquitos y humanos. La investigación demostró que, meses antes de que las alarmas saltaran, el zika llegó a Florida en, al menos, cuatro ocasiones. Miami, tal y como señalan los autores de un comentario que acompaña a los trabajos en la revista médica, tenía los ingredientes perfectos para favorecer la transmisión del virus: la presencia del Aedes aegypti y un flujo continuo de personas procedentes de áreas con una incidencia elevada de la infección (a través de cruceros y vía aérea). Sin embargo, no se prendió la mecha de una infección continuada como la que sí se produjo en otros países.

Todos los investigadores coinciden en señalar que, dado que el zika continúa siendo una importante amenaza para la salud pública, es importante desarrollar nuevas y mejores estrategias para hacerle frente. Conocer las peculiaridades del genoma del virus, cómo ha sido la evolución de su ADN y de qué forma se ha diseminado puede arrojar datos muy importantes, no sólo para entender la epidemiología del virus, sino también para poder interpretar cuáles son los nexos que unen esta infección viral con la aparición de defectos congénitos.

Fuente: elmundo.es