Cuando se
trata de enfermedad renal, los niños con ascendencia hispana parecen tener una
ventaja. Así lo sugieren dos estudios observacionales publicados a finales del
año pasado que muestran que a pesar de las disparidades étnicas en el acceso a
trasplantes que existen en Estados Unidos, los niños hispanos con
enfermedad renal en etapa terminal tienen un menor riesgo de muerte respecto a
sus pares afroamericanos y blancos no hispanos.
Para llegar
a esa conclusión, Elaine Ku profesora asistente de la división de nefrología y
nefrología pediátrica de la Universidad de California, San Francisco, examinó,
junto a un grupo de colegas, la información disponible en el Sistema de
Datos Renales de Estados Unidos (USRDS, por sus siglas en inglés) de 12.123
niños afroamericanos, hispanos y blancos no latinos con enfermedad renal en
etapa terminal que iniciaron terapia renal sustitutiva entre 1995 y 2011.
Encontraron
que los niños hispanos tenían un riesgo de muerte 34 por ciento menor que el de
los niños blancos no hispanos, a pesar de que los latinos tienen un acceso más
limitado al sistema de salud y de trasplantes que los niños blancos no
hispanos.
En el caso
de los niños afroamericanos, el estudio encontró que tenían un riesgo 36 por
ciento mayor de morir. Sin embargo, en los estados del sur del país, en donde
hay un acceso más igualitario al sistema de trasplantes, el riesgo de muerte de
los niños afroamericanos y blancos no hispanos era similar, por lo que los
científicos concluyeron que esta desventaja se debía a las disparidades
raciales que existen en el acceso a los trasplantes en el resto del país. Los
resultados del estudio se publicaron en el Journal
of the American Society of Nephrology.
Por su
parte, Kam Kalantar-Zadeh, profesor de la división de nefrología de la
Universidad de California, en Irvine, lideró el análisis de la información de
2.697 pacientes pediátricos que recibían tratamiento en una organización de
diálisis de Estados Unidos del primero de julio de 2001 al 31 de diciembre de
2011. Según publican en el Journal
of the International Pediatric Nephrology Association, los pacientes afroamericanos
tenían un 64 por ciento mayor de riesgo de morir que el de los blancos no
hispanos, mientras que los hispanos tenían un 31 por ciento menor de riesgo de
morir que los blancos no hispanos.
En el caso
de los niños hispanos, los hallazgos son consistentes con estudios previos realizados en pacientes adultos con problemas renales,
donde también se observó que los hispanos –pero también los
afroamericanos– sobreviven por más tiempo respecto a los blancos no hispanos.
¿A qué se
debe la ventaja hispana?
Aunque los
dos equipos no saben cuál es la causa de esta ventaja en la población latina, y
ambos estudios plantean la necesidad de futuras investigaciones, sí sugieren
algunas posibles explicaciones. Kalantar-Zadeh destaca que esta ventaja podría
deberse a que este grupo goza de una mejor salud cardiovascular y a un mejor
estado nutricional: encontraron que los latinos tenían los niveles de albúmina,
hemoglobina y hierro más elevados que los otros grupos estudiados.
No
obstante, Elaine Ku considera que los niveles de albúmina no son un indicador
nutricional confiable porque pueden variar fácilmente en pacientes que están
siendo dializados. En cambio, en su estudio analizó los índices de masa
corporal de los pacientes y al cruzar los datos de estos índices con la
información étnica de los niños no encontraron nada que explicara los
hallazgos. “Aunque esta puede ser una posibilidad, en nuestros datos no
encontramos nada que nos dijera que esto pudiera estar haciendo la diferencia”,
dijo la investigadora. Otra hipótesis es que los mejores resultados se deban a
una condición genética.
Sin
embargo, tanto Ku como Kalantar-Zadeh, coincidieron en que una posible
respuesta a este hallazgo podría estar en el sistema de apoyo familiar que
tienen los latinos al momento de atravesar por este tipo de enfermedades. “Los
latinos tienen una mejor estructura de apoyo de familiares y amigos que podría
hacer que los pacientes, tanto adultos como niños, manejen mejor el estrés de
las enfermedades crónicas”, explica Kalantar-Zadeh.
Más de
661.000 personas en Estados Unidos no pueden filtrar por sí solos los desechos
y el exceso de agua de la sangre y convertirlos en orina. Esta condición,
conocida como enfermedad renal en etapa terminal, es irreversible e incurable y
solo puede ser tratada con terapia renal sustitutiva — es decir, diálisis o
trasplante de riñón–. Según datos de la National Kidney Foundation, en Estados
Unidos unos 100.000 pacientes están esperando por un trasplante de riñón, pero
cada año, menos de 20.000 pacientes logran recibirlo.
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