domingo, 6 de enero de 2013

Según spanish.china.org, las acusaciones contra China sobre suministro de medicamentos falsos a ciertos países, son prejuiciosas y malintencionadas

Algunos medios de comunicación occidentales han publicado recientemente una multitud de informes muy publicitados en los que se acusa a China de vender medicinas falsas en África.

La lluvia de ataques comenzó cuando el periódico británico The Guardian alegó en un artículo contentivo de entrevistas a personeros ligados al sector salud, en primera plana a finales de diciembre, que China estaba exportando a Uganda y Tanzania, una gran cantidad de medicamentos contra la malaria falsos o en malas condiciones.

Las palabras de uno de los entrevistados parecían arrojar cierta luz sobre el origen de la acusación infundada. Un funcionario de la Autoridad Nacional de Medicamentos de Uganda dijo a The Guardian que creía que las medicinas falsas venían de China porque "China está entrando en el mercado africano con todo tipo de productos... Traen hasta aquí tantos de sus propios productos como les es posible, en todos los niveles de calidad posibles".

Según esta lógica, cuando surja un escándalo en África por pescado con patatas fritas en mal estado, sabremos con certeza a quién culpar, ya que ambos alimentos conforman la base de la dieta del pueblo británico debido a su notoria falta de imaginación gastronómica.

Tras una investigación, los reporteros de Xinhua descubrieron que ciertos empresarios locales producían y comercializaban medicamentos contra la malaria falsos bajo el nombre de los medicamentos de origen chino. En Uganda, los medicamentos contra la malaria producidos en fábricas chinas han estado sometidos a un control exhaustivo por parte de las agencias locales de regulación de medicamentos.

La Organización Mundial de la Salud ha alertado de que más del 10 por ciento de los medicamentos vendidos en los países en vías de desarrollo pueden ser falsificaciones. La situación es aún peor en ciertas partes de Asia y África.

No obstante, decir que hasta la tercera parte de los medicamentos para la malaria que circulan en Uganda y Tanzania son falsos o deficientes, con "la sospecha de que la mayoría de ellos proceden de China" es una acusación imprecisa e infundada que usa a China como chivo expiatorio para todo lo que pueda afectar al suministro de medicamentos.

Una imagen tan negativa del rol de China en África como ésta se corresponde con una percepción popular pero imprecisa en Occidente de que China está ofreciendo un apoyo generoso a África movida por "intereses ocultos".

Esta conclusión dogmática e interesada refleja la inquietud de Occidente ante el creciente poder económico de China, así como su ascenso en el estatus internacional y sus vínculos estrechos con los países africanos.

A pesar de ser un país en vías de desarrollo, China se ha unido a los esfuerzos globales por poner fin a las enfermedades infecciosas en África, donando medicamentos, enviando equipos médicos y materiales, y construyendo hospitales para salvar tantas vidas como sea posible.

China ha enviado 17.000 miembros de personal médico a África y ha conseguido curar más de 200 millones de africanos desde 1963, jugando un papel imprescindible en la mejora de la asistencia médica y los servicios de sanidad públicos del continente africano.

Fuente: spanish.china.org

 

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