La
demencia en estado avanzado, se caracteriza por un deterioro cognitivo severo y
una dependencia funcional total. Los pacientes son incapaces de deambular
solos, su capacidad verbal es mínima (<5 palabras seguidas), y es frecuente
que aparezcan problemas de disfagia y aspiración. Se sabe que pese a ello,
muchos pacientes reciben un promedio de entre 5 y 15 medicamentos al día.
En esta etapa terminal, el Instituto Médico de
EEUU recomienda desde hace años que la prescripción de medicamentos se rija
únicamente por los objetivos terapéuticos primarios del cuidado de estos
pacientes, debiendo minimizarse el resto. El término minimizarse, entraría
dentro de lo que conocemos como de prescripción, que según Gavilán y cols
confronta dos interesantes preguntas: Primera: ¿es la expectativa de vida menor
que el tiempo que tarda el medicamento en obtener beneficios? Y segunda: ¿son
congruentes las metas de la atención sanitaria con los objetivos de la
prescripción-de prescripción?
Y
sobre este tema versa el artículo recientemente publicado en la revista JAMA.
Presentan los resultados de un estudio transversal, sobre la prevalencia de
utilización de fármacos de cuestionable beneficio, en pacientes residentes de
hogares de ancianos con demencia avanzada. El trabajo cruza una base de datos
de dispensación farmacéutica nacional estadounidense con cobertura de 1,3
millones de residentes, con un conjunto mínimo de datos que incluye información
demográfica, funcional, médica, psicológica y del estado cognitivo de los
pacientes.
Se incluyeron 5.406 pacientes ≥ 65 años y
diagnóstico de demencia avanzada, definida como paciente con diagnóstico de
enfermedad del Alzheimer u otra demencia, más una valoración con el test de
Mini-Mental State Examination (MMSE) con valores por debajo de 6 (<6 =
demencia severa). El periodo de estudio
fue de Octubre 2009 a septiembre 2010. Analizaron las características de cada
paciente, los centros residenciales, y
los factores que influyen en llevar pautada o no la medicación, estimando
costes asociados.
Resultados: el 53,9% de los pacientes (2.911) recibían al menos un medicamento con beneficio cuestionable. De entre estos, los prescritos con más frecuencia fueron los anticolinesterásicos (36,4%), la memantina (25,2%) y los hipolipemiantes (22,4%).
En los análisis ajustados, tener problemas de
alimentación (odds ratio ajustado [ORa]=0,68; IC95% 0,59-0,78), sonda de
alimentación (Ora= 0,58; IC95% 0,48-0,70), orden de no resucitar (Ora=0,65;
IC95% 0,57-0,75), e inscripción en cuidados paliativos (Ora=0,69; IC95%
0,58-0,82) ofrece una menor probabilidad
de recibir estos medicamentos.
El gasto promedio de estos fármacos a 90 días
fue de 816 dólares, lo que representa el 35,2% del total del gasto farmacéutico
de estos pacientes.
Los autores concluyen que muchos de los
pacientes institucionalizados en residencias de ancianos con demencia avanzada
reciben medicamentos de dudoso beneficio, que implican considerables costes
asociados.
Fuente: Hemosleido
Fuente: Hemosleido
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