En los últimos meses se ha hablado mucho de la
importancia de involucrar al paciente en el proceso de producción y
comercialización de los nuevos fármacos. Precisamente, hace unos meses la
Agencia Española del Medicamento (EMA) anunciaba la incorporación de los
pacientes en varios comités, incluido el de farmacovigilancia (PRAC). Al mismo
tiempo, un informe elaborado por la Comisión de Salud Pública de la UE
recomendaba adoptar un enfoque conjunto con todos los agentes involucrados en
el proceso, especialmente, apuntaba, con pacientes y consumidores.
En este sentido, durante la jornada
"Introducción al Acceso al Mercado y a las Evaluaciones Económicas",
organizada por la patronal de la industria biotecnológica (Asebio) e Insights
in Life Sciences (ILS), varios representantes de la industria farmacéutica
analizaron el papel que deben jugar los pacientes en el acceso a nuevos
fármacos. El objetivo de la jornada, fue proporcionar consejos prácticos e
información detallada sobre el complejo proceso de acceso al mercado español de
las innovaciones.
Aunque el proceso de comercialización de un
medicamento es competencia central, la gestión recae sobre las comunidades
autónomas. Esta descentralización de las decisiones, "conlleva un alto
número de agentes decisores e influenciadores involucrados en el proceso",
tal y como señaló Pepi Hurtado, partner de ILS. En todo este proceso, tal y
como aseguró Hurtado, cada vez están cobrando más importancia la presencia de
los pacientes o las sociedades científicas. De hecho, dijo, la Agencia Española
de Medicamentos y Productos Sanitarios ya cuenta con ellos para la elaboración
de los Informes de Posicionamiento Terapéutico (IPT). "La voz del paciente
cada vez tiene más fuerza y ejerce más presión pues, anterior-mente, era casi
invisible".
Por su parte, Laura Pellisé, investigadora del
Centro de Investigación en Economía de la Salud (CRES) de la Universidad Pompeu
Fabra (UPF) puso sobre la mesa el debate de si los pacientes deberían tener más
presencia en todos los procesos de comercialización. Un aspecto que fue
fuertemente apoyado por los representantes de la industria presentes en la
jornada. "Los pacientes tienen información de gran valor pero se debería
analizar con más detenimiento su titularidad en este proceso", apuntó
Pellisé. Como ejemplo de paciente involucrado en la toma de decisiones se
mencionó el modelo anglosajón, que recoge las opiniones de los pacientes,
aunque, de momento, no son vinculantes legalmente.
Riesgo compartido
Durante la jornada se abordó también la necesidad
de que las decisiones de comercialización tengan en cuenta el valor terapéutico
de las innovaciones, y no solo su precio. En este sentido, desde hace varios
años se están aplicando diferentes modelos de pago por resultados que, como
finalidad, buscan medir los beneficios clínicos de las innovaciones.
Tal y como aseguró Antoni Gilabert, gerente de
prestaciones farmacéuticas del Servicio Catalán de Salud (CatSalut),
"estamos en un momento de cambio de paradigma absoluto". En este
sentido, apostó por un modelo integral que tenga en cuenta, no sólo el precio y
el impacto del precio de los medicamentos sino también otros factores como son
el acceso sostenible a la innovación o cómo acotar la incertidumbre que se
genera en este proceso de investigación de nuevos fármacos para garantizar el
acceso a la innovación.
En este sentido, Gilabert optó por la adopción de
acuerdos de riesgo compartido, donde "se debe buscar el wi-win en el que
el sector sanitario ayuda a los pacientes y los inversores recuperan la
inversión". En el nuevo modelo de riesgo compartido, en el que su
comunidad es pionera, dijo Gilabert, el precio de un medicamento se fija en
función de su resultado. En definitiva, apuntó, "para innovar en los
nuevos modelos integrales de financiación es necesaria una visión estratégica;
hay que armonizar y monitorizar los resultados y compartir riesgos",
señaló el experto.
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