La fiscal solicitó una condena de un año y medio de prisión para un oncólogo y un farmacéutico del hospital La Fe de Valencia por la muerte en septiembre de 2007 de un niño de dos años enfermo de cáncer al que prescribieron una dosis de quimioterapia diez veces superior a la que le correspondía por su edad y peso.
El Ministerio Público ha pedido asimismo para los demandados la inhabilitación especial para el ejercicio de su profesión por el mismo tiempo de la condena y que indemnicen con 200.000 euros -con la responsabilidad civil subsidiaria de la Conselleria de Sanidad- a los padres del menor, al que prescribieron 165 miligramos de doxorrubicina en vez de 16,5.
La defensa de los facultativos solicita su absolución argumentando que la muerte del niño se debió a "un error humano" y no a una negligencia médica, y ha insistido en que "hay que distinguir entre el error profesional y el error humano aunque lo cometa un profesional".
Según ha explicado esta parte, el farmacéutico no disponía de un protocolo informático que le obligara a comprobar todos los datos antropométricos del paciente, hecho que "se le pasó".
"Estos ordenadores, si detectan un error accionan una alarma de aviso. Hoy en día el colectivo infantil ya utiliza este mismo programa de detección de errores que existe para los adultos pero cuando sucedieron los hechos no", ha indicado.
En el caso del especialista del servicio de oncología, para el que su letrado pide asimismo la absolución, es "cuestión de una coma".
En julio de 2007, el niño ingresó en el hospital La Fe de Valencia con un tumor de Wilms que le afectaba a un riñón y metástasis pulmonar, con un 70% de posibilidades de supervivencia, y comenzó un tratamiento de quimioterapia que duró dos meses.
Según la calificación fiscal, el 4 de septiembre el oncólogo José María F.N. prescribió "de su puño y letra" una dosis final para el paciente de, entre otros fármacos, 165 miligramos de doxorrubicina, una cantidad diez veces superior a la que le correspondía por edad y peso.
El especialista remitió una copia calcada de la receta al servicio de farmacia del centro, en el que el otro acusado, Juan Antonio C.M., debía verificar los datos y ajustar la dosis.
No obstante, no realizó ninguna de las comprobaciones y validó la prescripción, por lo que ésta fue remitida al pabellón central, que elaboró la dosis, según el Ministerio Público. El niño llegó a casa tras el tratamiento con fiebre y vómitos, y falleció al día siguiente.
Según reconoció el propio médico, "debido al estado de nerviosismo" en que se hallaba por lo sucedido, modificó la hoja de la prescripción y añadió una coma a la cifra de 165 miligramos, para que apareciera la cantidad de 16,5, hecho que se conoció tiempo después.
Fuente: ELMUNDO.es
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