Por medio de esta iniciativa del Ministerio de Salud de la Nación se
busca reemplazar
algunos instrumentos médicos que contienen esta sustancia,
como los termómetros y tensiómetros, por otros que no afectan a la salud humana
ni al medio ambiente.
Mediante un comunicado
dado a conocer recientemente bajo el título "Hacia una atención sanitaria sin mercurio en la Argentina", la Organización Mundial de la Salud (OMS)
reconoció al país por la tarea que viene desarrollando activamente para
eliminar gradualmente los aparatos de medición médicos que contienen mercurio,
identificado por el organismo internacional como "uno de los diez
principales productos químicos que pueden poner en peligro la salud
humana".
Adoptando la política
del organismo internacional de definir un plan de minimización de exposición y
reemplazo del mercurio en el sector salud por los riesgos de contaminación que
representa, el Ministerio de Salud de la Nación, a cargo de Juan Manzur,
resolvió instruir a los hospitales y centros de salud para que en las compras
de insumos se adquieran termómetros y tensiómetros libres de este material.
Además, se creó un grupo de trabajo para discutir la factibilidad de un plan
nacional de restricción progresiva del uso del mercurio como insumo en equipos
o en prácticas médicas y odontológicas.
Según el comunicado de
la OMS, el organismo
internacional "ha trabajado activamente para alentar a todos sus
Estados Miembros a eliminar gradualmente los aparatos médicos de medición que
contienen mercurio. Desde 2008, la Argentina, Filipinas, India, Letonia, el
Líbano, Senegal y Vietnam vienen participando en el Proyecto Mundial sobre
Residuos Sanitarios emprendido por la OMS, el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) y la coalición Salud sin Daño. El proyecto aspira a
mejorar la gestión de los residuos sanitarios y reducir al mínimo la liberación
medioambiental de mercurio y otros contaminantes".
Asimismo, se destaca
que "la Argentina ha adoptado medidas especialmente enérgicas, en
particular una iniciativa destinada a reducir el uso de amalgamas con mercurio
en la atención odontológica reparadora".
Sobre el particular, el
subsecretario de Relaciones Sanitarias e Investigación, Jaime Lazovski,
explicó que "la decisión se fundamenta en la necesidad de reducir los
riesgos para la salud derivados de la contaminación y los peligros ambientales
que genera esta sustancia", a la vez que recordó que "el mercurio es
un metal pesado de potencial alto impacto tóxico en ecosistemas y en la salud
humana".
El funcionario aclaró
además que "la eliminación de mercurio en todas sus fuentes es una
constante desde hace tiempo, ya que está comprobado que es una de las
sustancias más peligrosas para la salud de la gente". En ese sentido,
Lazovski detalló que desde el Ministerio de Salud "se ha ido tratando de
reemplazar este material de manera progresiva", para lo cual se dictaron
dos resoluciones que permitieron, en una primera instancia, poner el tema en la
agenda sanitaria nacional; y en una segunda, comenzar a acotar la presencia de
mercurio dentro de las instituciones sanitarias.
Por su parte, el
director Nacional de Determinantes de la Salud e Investigación de la cartera
sanitaria nacional, Ernesto De Titto, explicó que esta sustancia
"no se podía prohibir directamente porque para eso había que tener
alternativas viables. Si vamos a prohibir los termómetros, por ejemplo, tenemos
que garantizar que los productos de reemplazo sean una alternativa real",
a la vez que señaló que "para eso se llevó adelante un proceso con el INTI
y la ANMAT, lo que permitió generar la obligación de que los termómetros
digitales tuvieran demostración de garantía de calidad y que fueran igual de
buenos que los de mercurio".
"De todas maneras,
muchos actores del sistema de salud compraron la idea y por motus propio
empezaron a alinearse con esta política de reemplazo del mercurio, sin
necesidad de que fuera una orden", agregó el funcionario.
Cabe señalar que en el
informe de la OMS se destaca que el organismo "ha incluido el mercurio
entre los diez productos químicos más peligrosos para la salud. Este metal
puede tener efectos perjudiciales en los sistemas nervioso, digestivo e
inmunitario, así como en los pulmones y los riñones; una exposición excesiva puede
ser mortal. Además, el mercurio es muy dañino para el feto".
"En enero de 2013,
reconociendo esos riesgos, 147 gobiernos acordaron el proyecto de texto del
Convenio de Minamata sobre el Mercurio, que tiene por objeto proteger la salud
humana y el medio de las emisiones y liberaciones de mercurio y compuestos de
mercurio", continúa el texto.
El mercurio y sus
efectos sobre la salud
El mercurio es un metal
presente en forma natural en el ambiente y tiene varias formas químicas. El
mercurio metálico es un líquido inodoro, de color blanco-plateado brillante, y
al calentarlo se transforma en un gas inodoro e incoloro.
El mercurio se combina
con otros elementos, por ejemplo cloro, azufre u oxígeno para formar compuestos
de mercurio inorgánicos o sales, las que son generalmente polvos o cristales
blancos. También se combina con carbono para formar compuestos de mercurio
orgánicos. El más común, el metilmercurio, es producido principalmente por
organismos microscópicos en el suelo y en el agua. Mientras mayor es la cantidad
de mercurio en el medio ambiente, mayor es la cantidad de metilmercurio que
estos organismos producen.
El mercurio metálico se
usa en la producción de gas de cloro y soda cáustica y también se usa en
termómetros, amalgamas dentales y pilas. Las sales de mercurio se usan en
soluciones antisépticas y puede encontrarse en cremas. Años atrás se lo
empleaba como parte de diversos medicamentos y preservadores, práctica que ya
se ha abandonado.
Los efectos de la
exposición a cualquier sustancia tóxica dependen de la dosis, la duración, la
manera en que la persona fue expuesta, sus hábitos y características
personales, y de la presencia de otras sustancias químicas.
El metilmercurio y los
vapores de mercurio metálico son más nocivos que otras formas, ya que una mayor
cantidad de estas formas de mercurio llega al cerebro. La exposición a altos
niveles de mercurio metálico, inorgánico u orgánico, puede dañar en forma
permanente los riñones, el cerebro y al feto.
El sistema nervioso,
por ejemplo, es muy susceptible a todas las formas de mercurio. Los efectos
sobre la función cerebral pueden manifestarse como irritabilidad, timidez,
temblores, alteraciones a la vista o la audición y problemas de la memoria.
La exposición por corto
tiempo a altos niveles de vapores de mercurio metálico puede causar lesiones al
pulmón, náusea, vómitos, diarrea, aumento de la presión sanguínea o del pulso,
sarpullidos e irritación a los ojos.
La Organización Mundial
de la Salud (OMS) reconoció los avances de Argentina en el reemplazo de
instrumentos médicos que contienen mercurio, como termómetros y tensiómetros,
por otros que no afecten a las personas ni al medio ambiente, informó hoy la
cartera sanitaria.
En su comunicado
"Hacia una atención sanitaria sin mercurio en la Argentina",
divulgado recientemente, la OMS "reconoció al país por la tarea que viene
desarrollando" para eliminar gradualmente los aparatos de medición con ese
metal, "uno de los diez principales productos químicos que pueden poner en
peligro la salud humana".
La política nacional al
respecto fue "instruir a los hospitales y centros de salud para que en las
compras de insumos se adquieran termómetros y tensiómetros libres" de ese
elemento y crear un grupo de trabajo para discutir un plan de restricción
progresiva mercurio en equipos o prácticas médicas y odontológicas.
"La Argentina ha
adoptado medidas especialmente enérgicas, en particular una iniciativa
destinada a reducir el uso de amalgamas con mercurio en la atención
odontológica reparadora", señaló la OMS.
El subsecretario de
Relaciones Sanitarias e Investigación, Jaime Lazovski, explicó que "la
decisión se fundamenta en la necesidad de reducir los riesgos para la salud
derivados de la contaminación y los peligros ambientales", pues "el
mercurio es un metal pesado de potencial alto impacto tóxico en ecosistemas y
en la salud humana".
Ernesto De Titto,
director nacional de Determinantes de la Salud e Investigación, explicó que
esta sustancia "no se podía prohibir directamente porque para eso había
que tener alternativas viables".
"Si vamos a
prohibir los termómetros, por ejemplo, tenemos que garantizar que los productos
de reemplazo sean una alternativa real", dijo, por lo que en un trabajo
conjunto el Ministerio, el INTI y la ANMAT dispusieron que "los
termómetros digitales tuvieran demostración de garantía de calidad y que fueran
igual de buenos que los de mercurio".
La OMS señaló en su
informe que el mercurio "puede tener efectos perjudiciales en los sistemas
nervioso, digestivo e inmunitario, así como en los pulmones y los
riñones", advirtió que "una exposición excesiva puede ser
mortal" y que es "muy dañino para el feto".
El mercurio metálico se
emplea en la producción de gas de cloro y soda cáustica, en termómetros,
amalgamas dentales y pilas.
Las sales de mercurio
se usan en soluciones antisépticas y puede encontrarse en cremas. Años atrás se
lo empleaba como parte de medicamentos y preservadores, práctica que ya se ha
abandonado.
El metilmercurio y los
vapores de mercurio metálico son más nocivos que otras formas, ya que una mayor
cantidad llega al cerebro. La exposición a altos niveles de mercurio metálico,
inorgánico u orgánico, puede dañar en forma permanente los riñones, el cerebro
y al feto.
El sistema nervioso,
por ejemplo, es muy susceptible a todas las formas de mercurio. Los efectos
sobre la función cerebral pueden manifestarse como irritabilidad, timidez,
temblores, alteraciones a la vista o la audición y problemas de la memoria.
La exposición por corto
tiempo a altos niveles de vapores de mercurio metálico puede causar lesiones al
pulmón, náusea, vómitos, diarrea, aumento de la presión sanguínea o del pulso,
sarpullidos e irritación a los ojos.
Fuente: Ministerio de Salud Argentina