La salud puede ser definida como un estado en el que el individuo está en
un equilibrio total, en donde todas sus funciones orgánicas se realizan dentro
de parámetros normales. Esta afirmación deja en evidencia que si ese equilibrio
se rompe, afloran los estados patológicos, que según
su naturaleza, pueden ser difíciles de resolver.
Imagen tomada de Internet |
Lo complejo de ciertas situaciones hace que se requiera mayores conocimientos para su resolución, y es aquí donde se torna imprescindible conformar
equipos de trabajos con la suficiente capacidad de retornar, a ese individuo, a
su situación inicial.
La salud, en su más amplia expresión, debería ser entendida como un
conjunto, o una unidad, en donde todos los actores deben trabajar mancomunada-mente y actuar en forma conjunta en beneficio de la salud de la población.
Cada actor involucrado tendrá una función específica, cuyo objetivo será regresar al individuo a su estado inicial o en su defecto brindarle la
mejor calidad de vida, de acuerdo a cada caso.
En salud, una atención será de alta calidad cuando todos los
profesionales involucrados entiendan que deben trabajar en equipo, dejando de
lado el individualismo; es evidente que en una medicina cada vez más compleja y
en constante evolución, habrá mayor seguridad y eficacia cuando los
profesionales colaboren, volcando en escena el total desarrollo de su
entrenamiento y experiencia. A su vez, las organizaciones profesionales deben
estar activamente comprometidas en la discusión y en el desarrollo conjunto de
políticas sanitarias, y en la práctica colaborativa interprofesional.
Desde toda perspectiva, la consulta farmacéutica es un servicio sanitario
muy importante junto a la dispensación, encuadrado por la OMS como atención
primaria de la salud, ya que contribuye al acceso de información sobre
medicamentos y otros temas sanitarios; es un servicio profesional con un valor
agregado para el paciente, que claramente contribuye a la prevención en salud y
que está demostrado que hace mucho más saludable al sistema sanitario. Con ella
se puede contribuir a evitar el abuso de fármacos, induciendo a un uso racional
de los medicamentos, sobre todo de antibióticos, que son una herramienta
esencial para el control de enfermedades bacterianas, y que no se está renovando,
lo que es un grave problema para la salud pública (por su masividad y por el
impacto debido al mal uso).
Es conocido que en América Latina se incrementan las infecciones por
bacterias poli- resistentes, tanto en los ámbitos comunitarios como hospitalarios,
dificultando la elección de antibióticos.
La salud es un derecho fundamental del ser humano que debe ser
garantizado por todos los Estados y, en este contexto, el medicamento es un
bien social básico para la atención de la salud de la población. La observancia
de este derecho involucra activamente a todos (médicos, odontólogos,
bioanalistas, farmacéuticos, veterinarios, enfermeros, etc.).
Por lo expuesto, el farmacéutico se convierte en uno de los pilares
fundamentales de la política, sobre medicamentos, a implementar; un tema
complejo que requiere de una diversidad de acciones muy necesarias para generar
un cambio colectivo de conductas destinadas a remediar el problemas del consumo
excesivo e inadecuado de medicamentos (para el caso de los antibióticos llevan
a la creciente resistencia bacteriana).
El impacto ambiental
negativo
Otro de los temas a considerar, es el impacto ambiental negativo que
producen los medicamentos como residuos; podemos hacer tomar conciencia del
cuidado de nuestro medio, entendiendo que todo aquello que perjudique la salud
del lugar donde vivimos indirectamente nos afectará. Es por ello que le debemos
dar importancia a la manera en que desechamos, en nuestros hogares, los
residuos farmacológicos, considerados residuos patogénicos de tipo B con un
alto riesgo para nuestra salud.
Para ello, no debemos descartarlos en la basura
común de un hogar existiendo estrategias que se están llevando adelante en
algunos Municipios para reciclarlos donde corresponda.
Los ejemplos que he mencionado son acciones concretas en beneficio de la
salud individual y colectiva, en donde el farmacéutico es el actor fundamental,
y necesario, que trabajará junto al equipo interdisciplinario para lograr una
mejor calidad de vida, o devolver ese estado inicial de equilibrio total, que
se denomina salud.
Fuente:Mundodiario.com
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