Todos los medicamentos producen reacciones adversas o no deseadas y es responsabilidad conjunta del Estado, los laboratorios farmacéuticos, médicos tratantes y pacientes determinar la causalidad, frecuencia de aparición y gravedad de los problemas asociados a los fármacos, para así establecer las medidas preventivas que velen por la salud pública.
Precisamente, hacia ese objetivo apunta la recientemente aprobada resolución de Farmacovigilancia, publicada en Gaceta Oficial, en la cual se exponen las Buenas Prácticas de la Farmacovigilancia. Según explicó Luisa Elena Valdivieso, farmacéutica, profesora de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y coordinadora del Programa Nacional de Farmacovigilancia del Ministerio de Salud, estas Normas consisten en “un conjunto de estándares sobre cómo debe hacerse la farmacovigilancia, cuál es la obligación del profesional de la salud y cuál es la obligación del laboratorio fabricante del medicamento”.
La farmacovigilancia se basa en el reporte de los efectos adversos de los medicamentos, el cual debe ser voluntario y realizado por médicos, farmacéuticos hospitalarios, enfermeras, entre otros profesionales de la salud, y por la industria farmacéutica, la cual tiene la obligación legal de reportar a las autoridades sanitarias cualquier reacción adversa que se presente de los medicamentos.
Los laboratorios más acuciosos aplican a sus productos un Plan de Minimización de Riesgos el cual permite llevar a la mínima expresión la posibilidad de cualquier acontecimiento adverso, a través de un seguimiento estricto al paciente y su tratamiento. Estos planes son fundamentales para proteger la salud de las personas sobre todo en los casos de medicamentos que se administran bajo estricta supervisión médica, como los antineoplásicos.
En Venezuela, la farmacovigilancia existe activamente desde 1992, pero aún son pocos los laboratorios que la aplican rigurosamente. Es por esto que, la promulgación de esta Norma resulta particularmente provechosa: “La industria nacional ahora está preocupándose de tener una buena farmacovigilancia porque ya es obligatorio, es ley”, asevera la Dra. Valdivieso.
Aunque frecuentemente no se le da la importancia que tiene, la farmacovigilancia es vital. Según indicó Valdivieso, “un metanálisis que se hizo en Estados Unidos en 1998 reveló que las reacciones adversas a los medicamentos son la cuarta causa de muerte en Norteamérica”.
Por ello, a nivel mundial, en ningún país se concibe un laboratorio que no ejerza la farmacovigilancia, sobre todo, si se toma en cuenta que estos son los más interesados en asegurar la calidad de su producto, porque “un medicamento que está haciendo daño a la larga les sale muy costoso”, explicó la Coordinadora Nacional del Programa de Farmacovigilancia del Ministerio de Salud.
Fuente: EnOriente.com
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