Los
farmacéuticos pueden ayudar a los médicos a reducir hasta en un 50 por ciento
los errores de prescripción, según ha demostrado un estudio sobre posibles
métodos para evitar errores de prescripción que puedan dañar la salud de los
pacientes. Los resultados de este trabajo, realizado en el Reino Unido por
investigadores británicos y neozelandeses, se publica este martes en 'TheLancet'.
La
investigación, dirigida por el profesor de Cuidados en Atención Primaria de la
University of Nottingham Tony Avery, fundador del Programa de Investigación en
Seguridad del Paciente del Departamento de Salud de Reino Unido, se basó en
pacientes en riesgo en 72 prácticas generales en las que tomaron los fármacos
asociados con más frecuencia y consistencia a los errores en la medicación.
Estas
prácticas generales fueron divididas y asignadas para recibir o un 'feedback'
por ordenador de los pacientes en riesgo o un 'feedback' por ordenador con
respaldo de un farmacéutico, para corregir cualquier error detectado. Tras seis
meses de seguimiento, las prácticas generales que recibieron respaldo de
farmacéuticos registraron un numero significativamente menor de errores de
prescripción.
Para
el profesor Avery, "su estudio ha mostrado una notable reducción de los
errores de prescripción a partir de una aproximación que podría, fácilmente,
ser extendida a las prácticas generales en Reino Unido". "La mayoría
de las prácticas generales cuentan ya con el apoyo de un farmacéutico, pero gran
parte de su tiempo lo emplean en controlar los costes de la prescripción",
explica.
"Lo
que se necesita es que estos farmacéuticos dediquen más tiempo a la seguridad
de los pacientes. Con esto no sólo se ayudaría a prevenir los daños
innecesarios a los pacientes, podría incluso reducir los costes asociados con
el manejo de los errores de prescripción, que algunas veces requieren ingresos
hospitalarios", añade.
El
equipo de Avery, compuesto por investigadores de la University of Manchester;
la University of Reading; la University of Otago, en Nueva Zelanda, y la
University of Edinburgh, estudiaron las prácticas de medicina general en
Nottinghamshire, Staffordshire y Cheshire Centro y Este, en Reino Unido.
En
concreto, sus resultados mostraron que los médicos generalistas tenían al menos
la mitad de probabilidades de cometer errores en el control de los mayores que
tomaban inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ACE, por sus
siglas en inglés) o diuréticos.
También
eran un 42 por ciento menos propensos a cometer errores a la hora de prescribir
fármacos antiinflamatorios no esteroidales a pacientes con un historial de
úlcera péptica (incluida la úlcera de estómago) y un 27 por ciento menos de
probabilidades de cometer errores en la prescripción de beta-bloqueantes a
pacientes con asma.
"Sabemos
que la medicina generalista es consciente de los riesgos de los fármacos que
con más frecuencia se asocian con eventos adversos, pero los fallos ocurren y
nuestro estudio ha mostrado una forma eficaz de manejarlos. Creemos que existe
una necesidad urgente de extender estas intervenciones lideradas por
farmacéuticos las prácticas generales en todo el país para evitar errores
innecesarios en el futuro", concluye.
Fuente: elEconomista.es
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