Con
el apoyo de la OMS, los 194 Estados Partes en el Reglamento Sanitario
Internacional aplican esas normas mundiales con el fin de reforzar la seguridad
sanitaria nacional, regional y mundial.
Los
hitos principales para los países serán la evaluación de sus capacidades de
vigilancia y respuesta antes del fin de junio de 2009 y la elaboración y
aplicación de planes de acción para velar por que esas capacidades básicas
estén en funcionamiento antes de que finalice 2012.
El
Reglamento Sanitario Internacional (RSI) es un instrumento jurídico
internacional de carácter vinculante para 194 países, entre ellos todos los
Estados Miembros de la OMS. Tiene por objeto ayudar a la comunidad
internacional a prevenir y afrontar riesgos agudos de salud pública
susceptibles de atravesar fronteras y amenazar a poblaciones de todo el mundo.
En
el mundo globalizado de hoy, las enfermedades pueden propagarse rápidamente y a
gran distancia al amparo de los viajes y el comercio internacionales. Una
crisis sanitaria en un país puede afectar a los medios de vida y la economía de
muchas partes del mundo. Tales crisis pueden tener su origen en enfermedades
infecciosas emergentes como el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) o una
nueva pandemia de gripe humana. El RSI puede aplicarse también a otras
emergencias de salud pública, causadas por ejemplo por derrames, fugas o
vertidos de productos químicos o por accidentes nucleares. El RSI está pensado
para interferir lo menos posible en el tráfico y el comercio internacionales y
a la vez proteger la salud pública previniendo la diseminación de enfermedades.
El
RSI, que entró en vigor el 15 de junio de 2007, obliga a los países a comunicar
a la OMS los brotes de ciertas enfermedades y determinados eventos de salud
pública. Partiendo de la experiencia única de la OMS en materia de vigilancia y
alerta sanitarias y de respuesta a las enfermedades en el mundo, el RSI define
los derechos y obligaciones de los países en cuanto a la notificación de
eventos de salud pública e instituye una serie de procedimientos que la OMS
debe seguir en su trabajo para proteger la salud pública mundial.
El
RSI obliga también a los países a reforzar sus medios actuales de vigilancia y
respuesta sanitarias. La OMS, en estrecha colaboración con los países y los
asociados, presta apoyo y asesoramiento técnico a fin de conseguir los recursos
necesarios para aplicar puntual y eficazmente la nueva normativa. El hecho de
que todo evento de salud pública sea notificado a tiempo y de forma abierta
hará del mundo un lugar más seguro.
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