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En 2013 el Comité para la Evaluación de Riesgos en
Farmacovigilancia europeo (PRAC) llevó a cabo una revisión acerca de la
relación beneficio-riesgo de los medicamentos con codeína utilizados para el
tratamiento del dolor en la población pediátrica, tras haberse conocido varios
casos graves, algunos de ellos mortales, de niños que habían sufrido
intoxicación por morfina tras haber recibido codeína como analgésico. Estos
casos tuvieron lugar debido a que el efecto farmacológico de la codeína se debe
a su transformación en morfina gracias a la enzima CYP2D6 del citocromo P450 y
algunas personas son genéticamente metabolizadores ultrarrápidos y, por tanto,
transforman la codeína en morfina más rápidamente.
El porcentaje de afectados por esta rápida metabilización
es variable y depende del origen ético, pero hace que estos pacientes tengan
más posibilidades de presentar intoxicación por morfina. Asimismo, a raíz de
esta investigación se inició una nueva evaluación considerando que los riesgos
detectados podrían ser extrapolables a la utilización de codeína para el tratamiento
de la tos asociada a procesos catarrales en población pediátrica.
De este modo, han visto que existe escasa evidencia
científica que avale el uso de codeína para el tratamiento de la tos asociada a
procesos catarrales en niños, siendo estos procesos en la mayoría de los casos
de carácter autolimitado.
Reacciones adversas
Y, aunque la intoxicación por morfina puede producirse a
cualquier edad, los niños menores de 12 años presentan un mayor riesgo de
sufrir reacciones adversas tras la administración de codeína, pudiendo resultar
tales reacciones especialmente graves en caso de que sean metabolizadores
ultrarrápidos. Un riesgo que, según la AEMPS, también es aplicable a aquellos
pacientes que independientemente de la edad presenten compromiso de la función
respiratoria por patologías subyacentes.
En virtud de estos análisis, han determinado que el
abordaje terapéutico de la tos crónica en niños deberá ser preferentemente
etiológico, y debe restringirse su uso en menores de 12 años, pacientes que son
metabolizadores ultrarrápidos y mujeres durante la lactancia, en este último
caso ante el riesgo que presentaría el niño de sufrir reacciones adversas
graves en caso de que la madre fuese metabolizadora ultrarrápida. Asimismo,
tampoco es aconsejable el uso de codeína en pacientes de 12 a 18 años de edad
que presenten compromiso de la función respiratoria debida por ejemplo a
trastornos neuromusculares, patología respiratoria o cardiaca grave, infecciones
pulmonares, trauma múltiple o pacientes que hayan sido sometidos a
procedimientos quirúrgicos extensos.
Actualmente la información procedente de la Base de datos
de Investigación Farmacoepidemiológica en Atención Primaria (BIFAP) de la AEMPS
indica que el uso de codeína en niños de entre 2 y 11 años es mayoritariamente
como antitusígeno, siendo prácticamente inexistente en menores de 2 años.
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