Carlos Camejo, de 33 años,
sufrió un aparatoso accidente y en el mismo lugar de los hechos, los médicos
anunciaron su deceso. 18 horas después regresó de la muerte.
Y es que un día después
del accidente, a las 12 del mediodía, los galenos encargados de realizarle la
autopsia, descubrieron que Camejo estaba vivo.
Según el informe de
medicina legal, los médicos estaban listos para comenzar la autopsia. Cuando
preparaban la primera incisión, "notaron que una herida en mi cara sangraba
demasiado", relata el joven tras vivir un episodio de catalepsia que por
poco le cuesta la vida. "Me suturaron sin anestesia -agrega-. En ese
momento, el dolor me despertó y regresé de la muerte".
El
accidente
La historia comenzó cuando
el pasado 6 de septiembre de 2007, a las 6 de la mañana, como todos los días,
Carlos salió en su moto a trabajar.
Unas cuadras más adelante
recogió a Alexander José Osío, compañero de oficina, que se ubicó en el asiento
trasero. Tomó la autopista principal de La Victoria, en el Estado Aragua
(Venezuela).
Minutos después colisionó.
Carlos intentó esquivar una camioneta que avanzaba hacia él a gran velocidad, y en
la maniobra se encontró de frente con una gandola y rodó por el piso.
El joven quedó tendido e
inmóvil en el pavimento. Su compañero, Alexander, sobrevivió al impacto. Se
fracturó la rótula de la pierna derecha, pero no perdió el conocimiento. Una
decena de ambulancias acudieron al lugar. Los paramédicos hicieron su trabajo.
Después de revisar los signos vitales determinaron la muerte del conductor de
la motocicleta.
"Vi cuando un guardia
de seguridad hurtó todas las pertenencias de Carlos", contó Alexander.
Tras una llamada de la
Policía, Tamara Rolón, esposa de la víctima, se desplazó hasta el lugar de la
tragedia para identificar el cuerpo de su esposo. Durante dos horas, la Policía
realizó la diligencia del levantamiento y trasladó el cuerpo del joven a la
morgue.
La
resurrección
El 6 de septiembre, a
mediodía, Carlos Camejo ingresó a la sede de medicina legal con el certificado
de defunción número 5.486. El documento, firmado por un paramédico de
Protección Civil de Aragua, ratificaba la muerte del joven tras una colisión en
el kilómetro 63 de la autopista regional del centro. Al día siguiente algo
extraño sucedió. Mientras Tamara adelantaba las diligencias para sepultar el
cuerpo del padre de sus dos hijos, recibió una llamada: '¡su esposo está vivo!',
le dijeron.
En efecto, después del
impacto Carlos sufrió un episodio de catalepsia y lo dieron por muerto.
"Mi hermano Miguel Ángel estuvo durante la autopsia. Me cuenta que los
médicos estaban listos para abrirme. Sin embargo, primero decidieron analizar
un corte que tenía en la cara y suturarlo. Me cosieron sin anestesia y eso me
salvó la vida. El insoportable dolor hizo que me despertara", indicó la
víctima.
A pesar de haber sido
suturado en el rostro, Carlos no presenta mayores evidencias físicas del
choque. 14 días después de haber regresado de la muerte prepara una demanda
contra los paramédicos que lo atendieron.
"Los demandaré por el
error que casi me cuesta la vida y por hurto. Aprovecharon para robarme
descaradamente 600 mil bolívares que llevaba en el bolsillo. También me
arrancaron la cadena de nacimiento y hasta el anillo de matrimonio. A
Alejandro, mi compañero, también le quitaron 200 mil bolívares y hasta le
arrancaron el reloj cuando estaba herido", comentó la víctima.
Alexander Osío, compañero
de Carlos, permanece hospitalizado en la Clínica El Paso. Él también exige una
indemnización por gastos médicos. Cuando salga tendrá que pagar una cuenta de
15 millones de bolívares, dinero que le financió la clínica por ser empleado de
ese centro asistencial.
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