Madre e hija |
La noticia, que ha saltado en los medios británicos, está cada vez más cerca de ser una realidad. El procedimiento se ha probado una vez en humanos, con un éxito parcial, y los ensayos en animales se han ido ampliando de pequeños roedores a monos, aunque la controversia sigue siendo una constante.
"Soy profesora de Biología y el útero es un órgano como cualquier otro", ha declarado Sara, que vive en Estocolmo. Su madre, residente en el Reino Unido, coincide con ella: "Ambas pensamos que es sólo un útero. Ella lo necesita más que yo".
La intervención, que se realizaría en 2012 en el Hospital Universitario Sahlgrenska, en Goteborg (Suecia), estaría a cargo del catedrático de Ginecología y Obstetricia, Mats Brännström, quien sería el encargado de dirigir el trasplante. Su equipo fue el primero en lograr que hembras de ratón que habían recibido un trasplante de útero tuvieran un parto normal.
"Empezamos a trabajar con animales en 1999 y hemos demostrado por primera vez que es posible lograr una descendencia normal después de un trasplante alogénico (genéticamente incompatible) de útero", ha explicado Brännström a ELMUNDO.es. "También hemos conseguido la supervivencia a largo plazo de este órgano en trasplantes en babuinos y otros animales".
Pero el único precedente en humanos data del año 2000, cuando un equipo de expertos de Arabia Saudí implantó el útero de una mujer de 46 años en una joven de 26, que pocos meses después de la intervención rechazó el órgano.
"El problema es que no habían hecho muchos estudios. Nosotros llevamos 10 años investigando sobre los tratamientos inmunosupresores, la conservación del tejido, la fertilidad después del trasplante, las técnicas quirúrgicas, etc.", señala César Díaz García, del Hospital La Fe de Valencia, que colabora con Brännström.
Reclutando pacientes
Tras los éxitos cosechados, Brännström y su equipo han iniciado una fase de 'screening' en la cual han identificado ya a 10 parejas que son potenciales candidatas a este trasplante. "Nos hemos reunido con ellas y les hemos informado acerca de la intervención", indica el Díaz García.
"Eva y Sara Ottoson forman parte de este grupo seleccionado", confirma Brännström. "Pero tienen que someterse a todas las pruebas necesarias para ver si avanzan como pareja viable", añade.
Una vez que estos análisis se vayan completando, el equipo sueco pretende dar el siguiente y definitivo paso. La idea es "pedir este otoño el permiso a las autoridades" -confirma el médico sueco- "y realizar el trasplante, esperamos, el año que viene".
Una alternativa para algunas pacientes
El trasplante de útero es una de las vías posibles para satisfacer los deseos de maternidad y de gestación de aquellas mujeres que no pueden concebir y desean un embarazo, como Sara, que descubrió en su adolescencia que sufría el síndrome de Mayer-Rokitansky-Kuster-Houser, que impide el correcto desarrollo del aparato reproductor.
"El proceso sería implantar el útero, esperar un año antes de buscar el embarazo y retirarlo en el mismo momento de la cesárea", señala el médico español. La idea de retirar el órgano una vez que la mujer haya dado a luz evitaría los problemas que generan los inmunosupresores a largo plazo.
Uno de los problemas del procedimiento son, precisamente, estos fármacos, imprescindibles para la supervivencia de cualquier trasplante. Su efecto sobre el feto no está bien determinado, aunque los últimos estudios no han detectado ninguna influencia sobre la morbilidad del niño.
En España, algunos centros dedicados a la medicina reproductiva estudian esta posibilidad como una solución más a los problemas de fertilidad. "Es muy importante saber que hay mujeres que necesitan este trasplante", subraya Díaz García. "A veces la gente es muy crítica con este tema porque la intervención no salvaría vidas pero hay muchas personas que no pueden cumplir sus deseos de gestar y tener un hijo propio".
Fuente: Diariosalud.net
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