La proliferación en
el mundo de medicamentos falsos o defectuosos contra la malaria, pone en
peligro los esfuerzos por controlar y eliminar este mal en los últimos diez
años, advierte un estudio publicado en la revista The Lancet Infectious
Diseases.
Sus autores, del
centro Internacional Fogarty de los Institutos Nacionales de Salud
estadounidenses (NIH en sus siglas en inglés), llegaron a esta conclusión tras
analizar los datos existentes sobre análisis químicos de medicamentos contra la
malaria en 21 países del África subsahariana y siete del sudeste de Asia.
Según el estudio, el
36 % de los fármacos analizados en Asia eran falsos, mientras que una quinta
parte eran falsos y un tercio defectuosos en el África subsahariana, al
contener demasiada o muy poca cantidad del ingrediente activo contra la
malaria, lo que potencialmente fomenta la resistencia a los medicamentos.
En opinión del autor
principal, Gaurvika Nayyar, y sus colegas, esto podría ser "sólo la punta
del iceberg".
"Pese al
dramático aumento de los informes en la última década sobre fármacos contra la
malaria de mala calidad, el problema puede ser mayor de lo que parece porque
muchos casos probablemente pasan desapercibidos, se comunican a las agencias
equivocadas o son mantenidos en secreto por las empresas farmacéuticas",
afirman.
La aparición de la
resistencia a los medicamentos a base de artemisinina -en la actualidad el
tratamiento más efectivo contra la malaria- en la frontera entre Tailandia y
Camboya debe ser un toque de atención, advierten.
En el mundo 3.300
millones de personas corren riesgo de contraer la malaria, endémica en 106
países, y entre 655.000 y 1,2 millones mueren cada año a causa del parásito
Plasmodium falciparum, transmitido por la picadura de un mosquito.
"Gran parte de
esta morbilidad y mortalidad podría evitarse si los fármacos al que tienen
acceso los enfermos son eficaces, de buena calidad y son utilizados
correctamente", señala el estudio.
Fuente: El Universal
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